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Senderismo Por El Bosque de Fangorn

Senderismo por el Bosque de Farngorn
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El Bosque de Fangorn toma su nombre de los relatos de Tolkien. Un nombre popular que hace referencia a su densa vegetación.

Una vegetación de especies mediterráneas, un abigarrado entramado de árboles, matorrales y arbustos que el caminante atraviesa sorprendido por su frondosidad.

Y por esta espesura de tradición literaria discurrió nuestra pasada ruta senderista liderados por Joseba, Manuel y Jose.

Formábamos un nutrido grupo. Quizás todos teníamos la misma necesidad: dejar atrás los festejos y excesos navideños e iniciar el año con buenos propósitos, dispuestos a disfrutar y a ejercitarnos en plena naturaleza.

Además, ese día contábamos con un aliciente añadido: al final del recorrido senderista nos esperaba Córdoba.

Así que todo se conjuraba para aprovechar al máximo esta escapada.

Un bosque de cuento, una ciudad de fábula y un buen grupo de compañeros con los que compartir camino, comida y anécdotas.

El bosque no nos defraudó. Denso, húmedo, umbroso.

Caminamos entre árboles y matorrales casi enlazados, por sendas estrechas, apartando las ramas.

Abriéndonos paso por una fresca espesura.

En algunos tramos apenas asomaba el sol entre ramas y hojarasca.

Realmente, el sendero guarda cierto parecido con aquel que describió Tolkien, casi esperábamos ver aparecer algunos Ents, algunos de esos pastores de árboles que se refugiaban en el Bosque de Fangorn original. O algunos elfos.

Y de un bosque encantado a una ciudad encantadora. Almorzamos en Córdoba, junto a la Mezquita-Catedral.

Contemplando sus vetustas piedras, recordando su historia y su leyenda.

Paseamos por el Puente Romano y nos hubiera gustado alargar la jornada para callejear por la judería. Pero tocaba marcharse.

La realidad reclamaba su momento. Tiempo habrá de volver a sumergirse en senderos mágicos y sorprendentes.

Tiempo habrá de caminar por bellas e históricas ciudades. Tiempo habrá. El año apenas acaba de empezar. Nos iremos viendo.

ELOÍNA CALVETE GARCÍA

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