EL EMBALSE Y EL CASTILLO
Por fin he retomado mis rutas senderistas. Tras el paréntesis veraniego vuelvo a los caminos con la misma ilusión de siempre. Y con los mismos compañeros.
Con esos compañeros que ya son amigos y aliados andariegos. Nuestra ruta del pasado domingo nos llevó hasta el Pantano de la Breña II, en el término municipal de Almodóvar del Río.
Sí, anduvimos por Almodóvar del Río, ese municipio cordobés famoso por su televisivo castillo.
Un castillo que no estaba previsto visitar, pero que pudimos conocer gracias al buen hacer de Juanjo, Fran y Manuel, nuestros jóvenes y profesionales guías.
Comenzamos caminando hasta el embalse por terrenos polvorientos, la falta de lluvia es más que evidente por estos senderos aledaños a la represa.
Aunque aún destaca en el agua algún esperanzado y fotogénico barquito presagiando tiempos mejores.
Tras un nutritivo descanso y algún chapuzón a la orilla de la presa, iniciamos el regreso al pueblo. La inmensa fortaleza andalusí nos esperaba. Apuramos la marcha agradecidos por la oportunidad que se nos brindaba de ampliar la jornada con la visita al castillo.
Ni la imponente subida a la histórica atalaya nos desanimó; al fin y al cabo, como ‘curtidos’ senderistas estamos acostumbrados a los desafíos. Cada uno en su nivel, por supuesto.
Respiramos hondo e iniciamos Un castillo que no estaba previsto visitar, pero que pudimos conocer gracias al buen hacer de Juanjo, Fran y Manuel, nuestros jóvenes y profesionales guías. el ascenso.
Dejábamos atrás el pueblo para acercarnos a esa mole de piedra que se yergue desafiante sobre un monte llamado “El Redondo”. El Castillo de la Floresta.
La construcción de origen bereber cuya historia nos relató, a grandes pinceladas, Juanjo. Historias de ayer que rememoran momentos belicosos de conquistas y reconquistas.
E historias de hoy, relatos televisivos de grandes series que aprovechan la belleza de estos lugares. Y poco más que decir, mejor os dejo algunas fotografías. Solo añadir que la subida al castillo mereció la pena. Si por fuera, impresiona; por dentro, deslumbra.
La jornada culminó con un buen almuerzo y una agradable sobremesa. Una jornada que dio mucho de sí. Un embalse, un castillo y un feliz reencuentro con amigos y compañeros. Al final, todos estuvimos de acuerdo: la nueva temporada senderista promete.
ELOÍNA CALVETE GARCÍA