LAS CRUCES DE MAYO DE CÓRDOBA
Ayer volvimos a Córdoba. Nuestra ruta senderista nos llevó de nuevo a la ciudad califal. Esta vez para disfrutar con una tradición centenaria: el Concurso Popular de las Cruces de Mayo.El tiempo presagiaba algo de lluvia, pero no nos importó.
Liderados por Eduardo, nuestro guía, y siguiendo las acertadas explicaciones de Virginia, pudimos conocer de primera mano la historia que se esconde detrás de esta bonita costumbre cordobesa
La historia de Santa Elena y la ‘Vera Cruz’, el origen de estas celebraciones populares en España e Iberoamérica.
Recorrimos calles, recovecos, plazas y rincones siguiendo a Eduardo. Contemplamos las más importantes e imponentes cruces cordobesas adornadas con cientos, miles de flores de todos los colores.
En estas efímeras construcciones predominan los colores rojo y blanco, pero hay cruces de tantos y tan bellos tonos y combinaciones que imagino que el jurado tendrá bastante dificultad a la hora de elegir las ganadoras del concurso popular.
Nosotros no teníamos que elegir así que disfrutamos de todas las que visitamos. En todas nos hicimos fotografías y a todas aplaudimos.
Córdoba y las flores mantienen una estrecha y bella relación que va más allá de las distintas celebraciones. Córdoba no se entiende ya sin sus patios, sus cruces o sus calles engalanadas con macetas.
Por cualquier rincón cuelgan ramilletes y asoman balcones floridos. Nuestra ruta fue intensa, fructífera. Y muy hermosa. Colorida y alegre, como colorida y alegre es la ciudad.
Después del almuerzo aún nos dio tiempo de recorrer otros rincones. Y seguir haciendo fotografías por la Mezquita y el Puente Romano.
Hay mucho que ver en Córdoba, mucho que fotografiar. Y no solo en primavera. La serranía cordobesa o Medina Azahara son también lugares que visitar y escudriñar.
Por eso hay que volver, como hicimos nosotros. Volver a la ciudad de las flores, los patios y las cruces. Volver a la histórica ciudad andaluza de tantos y tan bellos rincones.