Entre Galaroza y Fuenteheridos, el Bosque Encantado. Un asombroso bosque poblado de verdes helechos, flores silvestres y árboles de extrañas formas.
Un sendero peculiar que recorrimos el pasado sábado fascinados y curiosos, protegidos del calor por la abundante vegetación y el aire fresco que soplaba a ratos.
El sendero del Bosque Encantado discurre entre castaños, alcornoques, quejigos y chopos.
Entre una espesa arboleda rodeada de plantas y frondas de diversos tamaños y características.
En algunos tramos el suelo parece alfombrado de blanco, un blanco que se asemeja a la nieve y sorprende al caminante.
‘Nieve de primavera’ llaman a la suave pelusa que esparce y propaga las semillas de los chopos. Un asombroso fenómeno natural que añade atractivo a este bosque ya de por sí seductor.
El lugar elegido por Manuel, nuestro guía, para la parada de refresco también es encantador.
Un mirador desde el que se divisan los pueblos y sierras circundantes; y en el que se enclava una pequeña ermita, la de Santa Brígida, patrona de huertos y frutales.
Allí acuden los vecinos de Galaroza los Domingos de Resurrección para procesionar con la imagen de la santa y merendar en el cerro oteando el espectacular horizonte.
Desandamos lo andado y volvemos a Fuenteheridos atravesando otra vez el Bosque Encantado.
De nuevo nos sorprenden y admiran las curiosas formas de los árboles y el verdor de las plantas.
La ‘nieve de primavera’ empujada por el viento juguetea entre nuestros pies y acariciamos los helechos para despedirnos de este original entorno.
Seducidos por su encanto casi olvidamos el cansancio de la caminata, pero el hambre y el sol aprietan y apuramos la marcha.
La jornada senderista culmina con un buen almuerzo en la plaza principal del municipio onubense.
Charlando y repasando fotografías llega la hora de volver al bus.
La hora de regresar a casa con la mochila más ligera y las cámaras más ‘pesadas’ después de una ruta mágica y asombrosa.
Una antigua, peculiar y encantadora ruta
Eloína Calvete García