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Dicen que el sendero del río Majaceite es uno de los más transitados de Andalucía. Y ahora comprendo su éxito. Caminar entre una exuberante arboleda oyendo el rumor de las aguas del torrente es una experiencia muy vivificante.

Las lluvias de primavera han colmado el cauce y el río baja caudaloso atravesando el Parque natural de la Sierra de Grazalema; entre chopos, fresnos y olmos serpentea un camino con velados rincones a los que asomarse para contemplar las cascadas que dibuja el agua en su recorrido.

Paralela al río gaditano discurrió nuestra ruta senderista del pasado sábado.  Liderados por Jose y Belén iniciamos la marcha desde El Bosque a Benamahoma por el sendero del  Majaceite.

Abandonamos el camino pedregoso y nos adentramos en las cristalinas aguas para refrescarnos, para compartir el recorrido del agua aunque fuera unos instantes.

Para sentirnos una parte más del impresionante ecosistema de este entorno. Una forma diferente y  atractiva de recrearse en una senda que ofrece al caminante infinitas posibilidades de disfrute.

El bosque y el río unidos nos conceden su espléndida estampa primaveral tras unos meses complicados y difíciles para todos.

Llegamos a Benamahoma dispuestos a reponer fuerzas con un merecido almuerzo antes de iniciar el camino de regreso. Aquí el grupo se dividió y algunos decidimos visitar El Bosque, el pequeño pueblo desde el que iniciamos la ruta. Otros optaron por volver al río, por desandar el camino para zambullirse de nuevo en las aguas del Majaceite.

Las dos opciones resultaban igual de atractivas porque la naturaleza se muestra pródiga en el parque de Grazalema. Cuando volvimos a reunirnos llegó el momento de intercambiar sensaciones. Entre charlas y risas, videos y fotografías  pasaron de móvil a móvil  para compartir anécdotas y lances, para dejar constancia de una original jornada senderista.

Una jornada ‘pasada por agua’, semiacuática y divertida que todos estamos dispuestos a repetir. Una jornada en la que disfrutamos de la naturaleza y de la compañía, en la que por fin dejamos atrás los días de encierro para contemplar la belleza natural que nos rodea. Esa belleza añorada que ahora vislumbramos con una mirada más limpia, más sincera, más agradecida.

ELOÍNA CALVETE GARCÍA

 

 

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