Nunca creí que me quedaría sin palabras, pero Florencia me ha dejado sin ellas
No encuentro adjetivos, nombres o pronombres que puedan describir tanta belleza, tanta grandiosidad y tanto arte en tan pocos metros cuadrados.
Porque Florencia es pequeña pero grande. Rural y urbana. Cálida y fría. Florencia es de todos y es única.
Y fue Florencia el destino de nuestro último viaje senderista.
Sí, senderista, que también tiene la ciudad italiana un entorno natural espléndido bañado por el río Arno y salpicado de pintorescos pueblos con curiosos senderos que recorrer.
Por algo es la capital de la Región de Toscana. Tiene de todo porque nada le falta a esta hermosa ciudad italiana.
Dicen que le sobra turismo, pero no seré yo quien de crédito a esa afirmación. ¡Todo el mundo tiene que visitar al menos una vez Florencia!
En nuestro viaje hemos sabido aprovechar el tiempo. Hemos recorrido los principales museos, galerías, puentes, basílicas, iglesias y plazas.
Hemos subido a las más altas torres y bajado a criptas profundas.
Hemos aprendido retazos de la historia florentina y de sus más insignes personajes de la mano de Virginia, compañera y excelente narradora siempre dispuesta a revelarnos los curiosos recovecos de este o aquel hecho, personaje o lugar.
Y hemos caminado, como buenos senderista, por las tierras que circundan la ciudad.
Hemos subido a sus colinas, miradores y montes disfrutando de hermosas panorámicas y soberbios paisajes.
Fiesole, Monte Ceceri o Monte Morello son nombres menos conocidos que se relacionan con el entorno natural de Florencia.
Quizás su parte menos conocida, pero no menos atractiva.
Se cuenta que desde el Monte Ceceri habría probado Leonardo da Vinci una de sus máquinas voladoras. Chi lo sa?
Ya asomó al relato Leonardo. Imposible obviar al gran hombre del Renacimiento, como imposible es no aludir a los Médici, a los Uffizi o a Miguel Ángel, el otro gran artista.
Ellos y sus obras. Artistas y mecenas. Nobles y plebeyos en una ciudad que guarda sus obras de arte y cobija sus secretos. El Duomo, el Campanile, el Puente Vecchio, la Plaza de la Señoría…
Inmenso el patrimonio histórico de Firenze, de Florencia. De esta ciudad italiana cuna del Renacimiento.
Todos íbamos llenos de ilusión a este viaje. Personalmente, cumplía un viejo sueño.
Y se ha cumplido de la mejor manera posible: en compañía de gente encantadora.
Con unos guías excelentes, Carlos y Ana, y unos agradables compañeros siempre dispuestos a ayudar.
Regreso con una sensación de plenitud difícil de explicar. Feliz y agradecida a todos y por todo.
Y ya termino, al final encontré las palabras.
“Los únicos sueños que se hacen realidad son los que se persiguen…”
ELOÍNA CALVETE GARCÍA
Maravilloso tu descripción,solo conozco una parte de la ciudad,pero con tu relato me sentí estar en ello , gracias x tu excelente experiencia.