Hoy hemos caminado por la playa y hemos recorrido el Parque Natural La Breña y las marismas del Rio Barbate.
Bueno, una parte del parque. Nuestra intención era ver flamencos y no ha podido ser.
Quizás divisamos algunos a lo lejos, pero parece que hoy no estaban demasiado sociables, así que decidimos no molestarlos.
El entorno de las marismas es suficientemente hermoso para entretener nuestro camino. Y la playa, solitaria y preciosa.
Además, hemos visto caballos, gaviotas y pequeños cangrejos que buscaban cautos el mar; con ellos compartimos nuestro recorrido; acompañados también por el viento, las nubes y el olor a sal.
Abundantes flores adornaban parte del sendero destacando sus brillantes colores entre el verde de la primavera y el azul marino.
Se respiraba aire de vida y naturaleza.
El Parque de Barbate no es muy extenso, pero sus cinco ecosistemas esconden una increíble diversidad.
Es un lugar de paso de aves migratorias, de ahí que a veces se puedan observar flamencos, cigüeñuelas y otras aves que escogen el entorno de estas marismas gaditanas para hacer una parada en sus largos viajes.
Pero hoy había poca fauna visible en las marismas, así que Raúl, nuestro guía principal, con su habitual buen humor, nos animó a emular el inconfundible estilo del ‘flamenco’ para hacernos unas fotos de recuerdo.
Así quedamos inmortalizados para la historia del grupo; unos con más arte que otros, que todo hay que decirlo. ‘Flamencos’ y ’flamencas’ senderistas por la Breña del Barbate.
Ha sido un día espléndido. Con una temperatura ideal. En un entorno privilegiado y con una estimulante compañía.
Seguro que volveremos buscando flamencos u otras aves, tenemos que volver. Volver para respirar aires de naturaleza y vida.
Mientras tanto, ensayaremos en casa ante el espejo la dichosa postura de la esquiva ave migratoria. Por si acaso tenemos que hacernos otras fotografías.